sábado, 14 de mayo de 2011

Las minas de plata de Moralzarzal

Durante los siglos XVI y XVII se explotaron minas de plata en Moralzarzal. Por algo nuestro pueblo era considerado un "importante" del Real de Manzanares. Hemos encontrado documentos escritos y trabajos de investigación que hablan de las minas del Moral, a partir de los cuales hemos podido escribir su historia entre 1556 y 1643.

Por si aquello salía bien, el Rey Felipe II quiso quedarse con la mina y la Corona de Castilla incautó la mina (una expropiación vamos...). Posteriormente, por las minas de Moralzarzal pasaron aventureros y gentes sin futuro, pero también mineros experimentados y personajes relevantes de la época, algunos con experiencia en la minería en el Nuevo Mundo. Estuvo también la nobleza trujillana, los Orellana Chaves. Aunque suponemos que todavía quedan cosas por descubrir, en este post hacemos un resumen de lo que sabemos hasta ahora. 

Al contrario de la cantería de granito, cuya huella ha permanecido en el paisaje y la tradición oral - por no hablar de las importantes fuentes documentales e incluso la fotografía moderna- las huellas de la minería antigua en nuestro suelo han sido desdibujadas por el tiempo. Aún así, hemos podido saber de la existencia de restos de explotaciones mineras en nuestra localidad. Tampoco era tan difícil, ya que la minería metálica practicada entre los siglos XVI y XVII ha quedado marcada en nuestra toponimia: Portillo de la Mina, Cerro de Las Minas y Arroyo de la Mina.

Para entender esta historia conviene tener presente dos cosas: la primera, que el Reino de Castilla protagoniza la conquista del Nuevo Mundo y estamos en pleno apogeo del primer imperio moderno (Carlos V, Felipe II), con enormes costes económicos para mantener el orden en todas las fronteras, pero en especial en Europa; y segundo, que la plata era el mineral estratégico, metal que los españoles estamos explotando en Perú y México y trayendo en flotas bien custodiadas hasta el Puerto de Sevilla para pagar las deudas y a los ejércitos en Flandes.

En este contexto, se pensaba que la experiencia americana se podía repetir en nuestro suelo y el optimismo de la época ayudaba a pensar que el subsuelo español tenía también grandes riquezas minerales.

Así, tras el descubrimiento en 1555 de ricos yacimientos de plata en Guadalcanal (Sevilla), se desató una fiebre minera en el resto de Castilla,  que llevó a numerosos aventureros, plateros y alarifes (maestros mineros) a buscar plata en la Sierra de Guadarrama, en localidades como Becerril, Cerceda, Hoyo de Manzanares y Moral (el actual Moralzarzal).

El primer personaje que protagoniza la búsqueda de plata en este tiempo y en esta comarca es Diego Ortega Ojalvo, vecino de Palencia y de profesión “buscador de minas”. Diego Ortega Ojalvo encontró, registro y explotó minas en, al menos, El Moral y El Escorial. Su actividad era financiada por miembros de la burguesía castellana como Jerónimo de Salamanca y Ortuño de Bakio. Es en 1563 cuando Salamanca contrata a Diego Ortega Ojalvo, “que tenía registrada en 1563 una vena de plata y otros metales que estaban cerca del Moral junto a la cual había otros pozos y aporta 50.000 maravedíes”.

El Rey Felipe II necesitaba plata, e hizo valer su derecho real sobre los recursos minerales. Esperanzado con futuros resultados, incautó la mina de Diego Ortega en 1567: “auiéndolo sauido el secretario Françisco de Eraso, le envió a llamar y pidió el metal y registro de la mina y después de auer hecho él de nueuo el  ensaye, le dixo que dexare el trato con Gerónimo de Salamanca y lo pasase a V. Magd., de quien reçiuirian mas merçed que de otro ninguno y así la quito a Gerónimo de Salamanca”.

Una vez bajo el control de la Corona, Diego Ortega pide continuamente al rey ayuda en forma de técnicos especializados, ya que tuvo que despedir por incompetente al oficial de minas que le envían desde la Contaduría y a contratar a un maestro de minas extranjero .

El año de la incautación de la mina por la corona, en 1567, Diego Ortega se queja de que, “sin ser oficiales ni aver visto minas en su vida, y ansi se ha visto por la obra, porque en ahondando poco más de dos estados después que se acabó el metal lo dexaron (…)”. En otro carta, Diego Ortega pide al Rey que para sus explotaciones “me mande dar provisión del para que en los lugares comarcanos se me den peones para beneficiar la dicha mina con salarios moderados, conforme a como se pagan en los dichos lugares”.

El rastro de Diego Ortega Ojalvo, y con él la minería de plata en El Moral en el siglo XVI se pierde en 1577, cuando nuestro buscador de minas solicita permiso a la corona para la explotación de otros “yacimientos” en o en el entorno de El Moral.

En la segunda década del siglo XVII se vivió una nueva fiebre minera fomentada por los cambios legales y el impulso al sector del Rey Felipe IV. El 10 de noviembre de 1629, la Corona de Castilla dió licencia a Juan de Francisco, vecino de Madrid, para beneficiar una mina de plata, oro y otros minerales, y medio minerales “a estacas de la del Portillo, en Moral, cerro arriba de la que tenía registrada Martin de Soto”.

Martín de Soto es un personaje relevante dentro de la minería del Reino de Castilla en la primera mitad del siglo XVII. Su presencia en El Moral, donde había registrado una mina de plata en 1628, da idea de la relevancia que alcanzó la búsqueda de plata en nuestra localidad.

En 1637, años después de estar dirigiendo la explotación de las minas de plata de Moral, Martin de Soto es nombrado por el rey Felipe III ensayador general de las minas de España, la segunda autoridad minera después del administrador general de la Junta de Minas. Este órgano fue creado por la corona para con el poder de tener decisión y jurisdicción sobre asuntos tocantes a minería.. Su experiencia en la minería novohispana, había sido beneficiador de minas en Perú y Nueva España le hace conocedor del procedimiento de extracción de plata con azogue (mercurio). Por este motivo es llamado en 1631 para ponerlo en práctica en las minas de Cartagena (Murcia).

Las minas de plata de Moralzarzal pasaron por muchas manos en la segunda y tercera décadas del siglo XVII. La última referencia data de 1643, fecha en la que el rey Felipe IV concede a D. Pedro de Orellana Chaves y Maqueda licencia para beneficiar una mina de plata.

La presencia en El Moral de un miembro de la familia de los Orellana y Chaves vinculan la minería de plata en El Moral con la nobleza Trujillana y los primeros conquistadores extremeños (los Pizarro, Alvarado, Bejarano, Mendoza, etc.). En el caso del apellido Orellana, además, con Francisco de Orellana, el descubridor del río Amazonas.

Pese a no existir más referencias a la minería en El Moral en los años y décadas posteriores a 1643, la presencia de este personaje en la vida pública de El Moral parece haber sido relevante. Su escudo heráldico, el de los Orellana Chaves, ha permanecido esculpido en el púlpito de la Iglesia Parroquial de Moralzarzal hasta que ésta fue remodelada a mediados del siglo XX. (ver post del 14 de mayo titulado El origen del escudo heráldico de Moralzarzal)

Aunque no hemos podido encontrar datos, por similitud a otras explotaciones de plata madrileñas es muy posible que Pedro de Orellana Chaves sea, como Martín de Soto y otros mineros anteriores, un retornado del Nuevo Mundo con conocimientos sobre la tecnología extractiva del mineral de plata.

¿Que podemos decir sobre los trabajos y la vida en las minas de plata de Moralzarzal?. Algunos expertos, como Luis Jordá, han reconstruido la forma en que se realizarían las labores mineras para extraer plata en las cercanas minas de Bustarviejo (Madrid) en el siglo XVII a partir de mezcla de cuarzo y otros minerales.

En Moral, y según los restos encontrados, la búsqueda de plata se realizó tanto en pozos (minería subterránea) como en trabajos en superficie a lo largo de los diques de cuarzo que afloran entre las masas graníticas.

Sabemos, por las referencias escritas, que en el caso de los pozos la profundidad de las labores alcanzada al final del siglo XVI era de “dos estados”, algo menos de cuatro metros. Aunque los trabajos durante el siglo XVII debieron seguir en estos pozos ya que profundidad que se ha podido observar en alguno de los pozos supera los 10 metros. Para los trabajos duros, como picar y extraer la piedra, es muy probable que se utilizara mano de obra esclava, bien con penados o con esclavos traídos de África, como ocurría en las minas andaluzas (Guadalcanal, Almaden).

El material extraído debería ser de entre 5 y 20 cm de diámetro y consistiría en fragmentos de cuarzo con mineralizaciones metálicas visibles tales como arsenopiritas, sulfosales de plata, etc. Jordá comenta que este tipo de selección manual fue empleado en la minería de plata en Guadarrama sin apenas variaciones desde sus primeros tiempos, en el siglo XVII, hasta su final en las últimas décadas del siglo XIX.

La clasificación de los canastos con las trozos de cuarzo con “pintas plateadas” se realizaría por muchachos y mujeres en una pequeña cabaña. Las mujeres provistas de martillos de menor tamaño proseguirían reduciendo el tamaño de los granos sobre una piedra base.

Era imprescindible una corriente de agua para la siguiente etapa de concentración de minerales de plata. Así que estos minerales seleccionados bajarían al arroyo en lomos de bueyes o burros. Este uso podría haber dado lugar al topónimo “Arroyo de La Mina”.

Imaginamos que muchachos de unos doce años recogerían los granos plateados sobre un canastillo que ya sería material dispuesto a viajar a la fundición. Se echaría el resto del mineral clasificado sobre una tela basta a modo de tamiz. Otro minero recuperaría esta tela que sometería a un lavado en una artesa atravesada por un canal con agua. Moviendo la tela se lavarían los granos, el metal más pesado atravesaría el tamiz quedando en el fondo de la artesa. Quedaría el material más grueso que no habría atravesado el tamiz y se volvería a triturar a otro yunque. El mineral que ya ha sido concentrado en esta primera etapa sería relavado en un canal o mesa inclinada con una fina película de agua.

Una vez concentrado el mineral de plata este debería viajar a la fundición. Jordá dice que a partir de 1649, momento en el que se pone en funcionamiento la minería en el cerro de la Plata de Bustarviejo, es posible que se llevara allí a aquella fundición el mineral seleccionado de las minas circundantes de Guadalix, Soto del Real, Miraflores y Moralzarzal.  


Fuentes utilizadas:

La revista Hastial, especializada en el Patrimonio Minero Ibérico, ha publicado el resultado de una investigación llevada a cabo durante el año 2010 por un servidor y Antonio López Hurtado (Antonio "Zárate"), donde damos a conocer la historia de las minas de plata de Moralzarzal en los siglos XVI-XVII.

Se puede consultar en:
http://issuu.com/malacate/docs/hastial_1-3?mode=a_p

Y se puede descargar, previo registro, en:
http://issuu.com/malacate/docs/hastial_1-3?viewMode=magazine

También, la investigación ha sido publicada en:

Soto Caba, M.A (2011). Las minas de plata de Moralzarzal (Comunidad de Madrid) en los siglos XVI y XVII. De Re Metallica, 16, 2011, pp.11-19. Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero. ISSN: 1888-8615. http://www.sedpgym.es/descargas/Metallica/n16_11.pdf

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