sábado, 20 de abril de 2019

La “prestación vecinal” en Moralzarzal: el trabajo comunitario en favor de los bienes comunes

Durante los trabajos de investigación que han dado lugar al libro “Moralzarzal, crónicas del agua” se ha puesto en evidencia la importancia de una forma de trabajo comunitario existente en Moralzarzal durante los siglos XIX y XX, y que ha sido recuperado recientemente.

De manera especial, este modelo de colaboración entre vecinos fue fundamental para llevar a cabo la construcción y el mantenimiento de los sistemas hidráulicos en Moralzarzal durante los dos siglos anteriores.

Y de este pasado y presente tenemos en nuestra Fuente de los Cuatro Caños el más vivo recuerdo
Que nunca se nos olvide "...con la celosa cooperación del Ayuntamiento y PRESTACIÓN del vecindario"
Así, y según las actas municipales, cuando en el periodo 1879-1885 los vecinos de Moralzarzal sufrieron uno de los episodios de sequía más largos y severos de la Historia, las Juntas Vecinales (reunión de alcaldes, concejales y personas relevantes del pueblo) echaron mano de un modelo de organización propio de las sociedades comunales, la “prestación vecinal”, un sistema de trabajo no remunerado y de organización en pro del bien común característico de otras sociedades rurales y probablemente anterior al siglo XIX.

Sirva como ejemplo la mención en las actas de los plenos y Juntas vecinales de Moralzarzal del 14/07/1883 y 04/10/1884, donde aparece el término “prestación vecinal” así como la necesidad de formar brigadas de vecinos para llevar a cabo parte de los trabajos de la infraestructura hidráulica que se estaba construyendo y que traería agua desde los manantiales de El Robledo hasta la fuente y pilón construida por Julián de Fuentes en 1817.

Curioseando en internet, vemos que la prestación vecinal es una vieja forma de trabajo en común que tiene su equivalente en multitud de sociedades europeas medievales y modernas.

Es el ayuntamiento o la simple reunión de vecinos el que determina cuándo y por quiénes ha de efectuarse la prestación, de carácter gratuito y en servicio de los intereses comunes. En la multitud de expresiones en el medio rural español, esta prestación vecinal se ejerce principalmente para la apertura y mantenimiento de caminos vecinales, limpieza de caceras, construcción de edificios públicos, para la ayuda en caso de necesidad de uno de los vecinos, etc.

Según el Diccionario Alcarreño, "hacendera", "facendera" o "cendera" (palabras derivadas del latín “facio”, del verbo “hacer”) es una costumbre de la Edad Media. Es un tributo o prestación con la que los habitantes de un lugar contribuían a las obras y mantenimiento de utilidad pública.  
http://www.acueducto2.com/wp-content/uploads/2015/05/gaceratabamera3.jpg

Y si es de origen Medieval, es obligado mirar a nuestros ancestros, los pastores segovianos que empezaron a frecuentar “La Alameda con la Fuente del Moral” a partir del siglo XIII. En una página segoviana leemos que “las hacenderas son trabajos de utilidad común al que acude todo el vecindario de un municipio. Son comunes en numerosos municipios de Castilla y León, Asturias o el País Vasco, en los que el pueblo se organiza para limpiar caminos, acondicionar acequias, etc, siendo una oportunidad para el encuentro y la fiesta. Existen numerosos pueblos que conservan esta costumbre, adaptándola a las nuevas realidades del medio rural.

En el País Vasco, la prestación vecinal gratuita en beneficio público se llama “auzolan”. En Asturias “andecha”. Y en las comunidades indígenas de Latinoamérica se llama “minga”.

Volviendo a Moralzarzal, gracias a este sistema de trabajo comunitario se hizo posible la traída de aguas desde El Robledo, cuando los vecinos de Moralzarzal formaron brigadas en el invierno y la primavera de 1885 para cavar zanjas y pozos. Pero no solo en esta obra. La prestación vecinal, según la tradición oral, señala que la canalización del manantial de Matarrubia hasta la fuente de igual nombre fue construida por los vecinos en 1925. Y que, tras la construcción de la traída de agua desde los manantiales de El Valle, en 1928, la población de Moralzarzal colaboró periódicamente en el mantenimiento de estas canalizaciones de uso común.

Durante muchas décadas del siglo XX funcionaron este tipo de prestaciones, labores o peonadas comunitarias, las cuales eran asignadas por el Ayuntamiento a personas o familias. Estas tareas consistían en la limpieza o reparación de calles y otros trabajos para la comunidad, siendo conocidos como jornales gratuitos. El que por la razón que fuere no podía realizar estos trabajos comunitarios, debía de pagar un jornal a aquella persona que hiciera el trabajo en su lugar.

La prestación vecinal o hacendera debió de pervivir hasta el gran éxodo del mundo rural en las décadas de los 60 y 70. En la Alcarria encontramos la pervivencia de esta prestación vecinal durante el siglo XX: “mi padre me contó que se acuerda de hacer esta tarea en el pueblo de Budia siendo él mozo, sobre 1950”.

La buena noticia es que la tradición de la prestación vecinal en Moralzarzal no ha muerto. Recientemente, un grupo de voluntarios amigos de los manantiales y las fuentes, capitaneados por Luis Guillén, ha puesto en marcha un proyecto de recuperación de veneros, fuentes y pilones que es digno de conocer y apoyar.
Luis Guillén en los pozos del sistema hidráulico de El Valle, durante los trabajos de recuperación llevados a cabo en noviembre de 2016
Luis Guillén en la Fuente del Retén, dirigiendo los trabajos de mantenimiento llevados a cabo en 2017
Es cierto que ya no lo llamamos “prestación vecinal”, y que el término moderno sería voluntariado ambiental o simplemente voluntariado. Pero el saber que hay personas que están recuperando una tradición de siglos en nuestra localidad supone un hito fundamental en la recuperación del patrimonio inmaterial de este pueblo.

Este colectivo al que nos referimos, los amigos de las fuentes, además de recuperar pozos, fuentes y pilones en los montes de propiedad municipal, promocionan el apadrinamiento de fuentes y manantiales para su mantenimiento y limpieza periódica. Antes lo organizaba el Ayuntamiento y ahora una asociación, pero el trabajo comunitario es el mismo al realizado por los vecinos desde la Edad Media.

Precisamente, y como resultado de la recuperación de estos trabajos comunitarios por parte de un grupo de vecinos de Moralzarzal, y con la colaboración del Ayuntamiento, en marzo de 2019 el sistema hidráulico del Robledo volvió a funcionar y las aguas de El Robledo vuelven a manar de nuevo por los caños nuevos inaugurados en 1885, cayendo posteriormente el agua al pilón de 1817. Fuente en cuyo frontispicio, como hemos comentado, se recuerda aquella prestación vecinal.

El voluntariado en Moralzarzal no es algo nuevo. En la Cabalgata de Reyes, la Luminaria, la Cruz de Mayo o en las fiestas patronales numerosas personas colaboran con el Ayuntamiento en tareas varias. Sin esta colaboración desinteresada no serían posible. 

Las personas que dedican su tiempo a las diversas asociaciones de voluntariado (desde Cáritas Parroquial hasta Protección Civil, pasando por protectoras de animales, asociaciones de mujeres o de mayores, Salvemos La Dehesa o hasta el mismo SORCAS) son de alguna forma reflejo de estas ganas de solidaridad y apuesta por el bien común. O la solicitud de apertura de un camino público entre Moralzarzal y Galapagar en la zona de La Navata, como vienen socilitando varias asociaciones desde 2018. Otro ejemplo podría ser la muy reciente iniciativa de Trashtag Moral que recoge la basura y límpia espacios comunes, empezando durante esta primavera por la Dehesa Vieja y los márgenes del río Samburiel.

 Vídeo del Trahstag Challenge en Moralzarzal del 13 de abril de 2019

Pero la “prestación vecinal” tal como la han recuperado los amigos de las fuentes enlaza con la tradición de la necesidad más vital, el agua. Y nos retrotrae a las sociedades rurales que aún mantenían el régimen comunal anterior al siglo XIX.

Pase lo que pase, y evolucione cómo evolucione, estas personas y estas iniciativas son un rayo de esperanza en los tiempos de crispación y polarización que nos toca vivir.

A todos nos interesa que este elemento del patrimonial inmaterial no se pierda. Nos recuerda nuestro origen, cuando nos necesitábamos unos a otros.

Fuentes:

No hay comentarios:

Publicar un comentario