Son muy numerosas las localidades
españolas en las que se han conservado las fiestas de “el Mayo” y las “Cruces
de Mayo”. Y existe la teoría de que ambas festividades tienen un mismo origen
que hunde sus raíces en cultos de la antigüedad precristiana.
Es en realidad la fiesta de la
primavera, el resurgir de la
vida y a menudo la liberación benéfica de las tensiones acumuladas a lo largo
del año.
El
mes de mayo recibe su nombre de la diosa griega Maia, que es a su vez la diosa de la primavera. En la mitología
romana, Flora era la diosa de las flores, los jardines y la primavera. Aunque
era una figura relativamente poco importante en la mitología romana, su
asociación con la primavera le otorgaba particular importancia al llegar dicha
época del año. Su festividad, la Floralia, se celebraba en abril o principios
de mayo, y simbolizaba la renovación del ciclo de la vida, marcada con bailes,
bebidas y flores.
Además,
el culto al árbol ha sido común en pueblos europeos como los celtas, germanos,
griegos, romanos o eslavos. Y la corta y decoración de grandes árboles ha sido
una práctica constante en muchos pueblos europeos hasta siglos recientes.
Esta
celebración en torno a la primavera, las flores y el árbol fue adoptada y
adaptada por el Cristianismo, de la misma forma que se cristianizaron otras celebraciones del ciclo anual
como el solsticio de invierno (Navidad) y el solsticio de verano (las hogueras
de San Juan). En este caso, la cristianización de esta fiesta tiene lugar en
época del Imperio Romano, en el siglo IV, vinculada a la tradición que cuenta
el hallazgo por parte de Santa Elena (madre del emperador Constantino) de los
restos de la Santa Cruz en Jerusalén.
Así, la Santa Cruz vino a sustituir
al árbol sagrado, aunque en muchas regiones y localidades, como Moralzarzal,
ambas costumbres (El Mayo y la Cruz de Mayo) convivieron.
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El Mayo, en la plaza de la Constitución. Foto del Archivo Municipal de Moralzarzal |
El Mayo fue durante el siglo XX una
fiesta de los Quintos, los mozos llamados a cumplir el servicio militar. Éstos cortaban
un olmo o un chopo donde antes abundaban, en los prados cercanos al pueblo. Cuanto
más alto y más grande mejor. Llevado hasta el pueblo, el Mayo era plantado en
un agujero en la plaza y se procedía a quitarle la corteza y untarlo con sebo. Los
mozos demostraran su destreza encaramándose hasta la picota para obtener algún
premio que se colocaba en lo alto.
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Grupo de jovenes junto al Mayo en 1964. Foto cortesía de Antonio López, "Zarate". |
Antes de su formato actual, la fiesta
de la Cruz de Mayo en Moralzarzal y pueblos vecinos era conocido como el “Día
de la Merienda”, una comida y merienda campestre donde las familias pasaban el
día en las proximidades del pueblo y en el que los chavales iban a por nidos y
se hacían las tortillas con los huevos de las urracas.
Este día era también un día en el que
los patronos o empresarios invitaban a comer a sus empleados. Por eso se
considera también que la fiesta fue adoptada por los canteros, ya que los
ganaderos ya tenían su día grande, la festividad de San Isidro “Labrador”. Y no
sólo canteros, otros empleadores como los del sector de la construcción también
invitaban a comer a sus obreros.
Durante el siglo XX, la tradición
consistió en que los empresarios de este sector invitaban a comer a sus
trabajadores el día 3 de mayo. Y siempre presidiendo la celebración, el símbolo
de la fiesta, la cruz cristiana recubierta con retamas, cantuesos, romeros y
otros matorrales en flor.
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Canteros en el día de la Merienda. Foto del Archivo Municipal de Moralzarzal |
Como el otras localidades, en Moralzarzal la fiesta ha ido cambiando y adaptándose.
Actualmente la fiesta de la Cruz de Mayo se
celebra en el Parque de la Tejera, donde el ayuntamiento invita a los vecinos a
comer panceta, chorizo o sardinas. También hay atracciones y espectáculos para
niños. Una gran cruz, adornada con ramas y flores, recuerda el hallazgo de la
Santa Cruz, y también que la primavera llegó y hemos dejado atrás las penurias
del invierno.

Por cierto, antaño ambas fiestas acababan
con un buen baile en el salón de la sociedad La Alegría Serrana, el SORCAS.